España se ha roto, ha sucumbido a la crisis económica, crisis que también se evidencia dentro del ámbito periodístico. Los tiempos cambian, la sociedad cambia, las circunstancias políticas cambian, las tecnologías se desarrollan, y todo esto implica el surgimiento de un contexto que ofrece nuevas posibilidades de comunicación. Otras formas comunicativas.
En los últimos 30 años en España siempre ha existido una aplastante mayoría de medios de comunicación conservadores, tanto en radio y televisión como en prensa escrita, ligados a partidos políticos, bancos y otras instituciones. Los medios progresistas han sido una minoría, pero en la actualidad hay un espacio inmenso para diarios digitales y en papel en esta línea -críticos- porque muchos lectores quieren ese tipo de prensa a la que antes no podían acceder. Las formas se reinventan, el periodismo se reinventa y es aquí donde se ve reflejado: en una nueva forma de hacer periodismo.
En líneas generales, estos periódicos, revistas, o periódicos arrevistados -su correcta determinación es poco definida, queda libre a la interpretación del lector- hacen uso de un formato poco usual. Tienden más al reportaje, un género más abierto que les permite el mejor desarrollo de su carácter crítico-subjetivo, donde la perspectiva que establece el propio periodista, su personalidad, es lo que adquiere principal relevancia en el artículo.
A su vez, su periodicidad es semanal, quincenal o incluso mensual, nunca diaria. Esta no-inmediatez de contar la realidad les condiciona, sin embargo, de forma deliberada. Es algo que pueden permitirse, pues todos ellos se complementan con una edición digital diaria, donde el carácter de las informaciones adquiere términos más acordes con la transmisión directa de noticias. Es por ello que se piensa que sus ediciones en papel están hechas para el lector más reflexivo, para quien trata de profundizar en los temas e inquietudes en los que está interesado.
Quizás para entender cómo han surgido estos nuevos medios, el contexto que les rodea, es importante fijarse en la situación que atravesó uno de sus predecesores, el periódico Público, actualmente diario Público.es. La edición en papel de Público comenzó en el año 2007. El actual jefe de sección, Pablo Oliveira, explica que el nacimiento del diario surgió de una iniciativa absolutamente particular: “Una serie de socios que tienen dinero y cuyas empresas pertenecen al mundo de la comunicación audiovisual, considera que en el panorama nacional de prensa, con la línea de El País cambiando y la de El Mundo bastante definida, hay hueco para hacer un diario de ideología de izquierdas. Un nicho vacío.”
La edición de Público en papel duró cinco años. Durante el 2012, Mediapubli, la sociedad que financiaba el proyecto, decidió no seguir adelante con él. Jaume Roures es una de las personas que más arriesgó detrás de esta sociedad; uno de los máximos accionistas. Realizó una inversión de 80 millones de euros, dinero que no recuperó, por lo que se vio obligado a convocar un concurso de acreedores para subastar las acciones de la rotativa.
Sin embargo, la empresa que las recompró, Display Connectors, estaba muy ligada a Roures. Según explica a la web de Pediodista Digital Carlos Enrique Bayo , actual director del diario Público.es, Display Connectors es una inmobiliaria que se encuentra “en la órbita de Roures y sus socios”, por lo que su re-compra “provocó una fuerte polémica con aquellos ex-trabajadores agrupados en cooperativa (MasPúblico) que también quisieron adquirirlo.”
Teniendo en cuenta que la productora Mediapro, cuyo fundador -y propietario de un 33 por ciento de las acciones- es Roures, se beneficia de los derechos de la Fórmula 1 en España; ¿había o no había realmente dinero para mantener la edición en papel?
De una forma u otra, el 24 de febrero de 2012, el diario Público cerró su edición en papel, dejando fuera de su equipo al 78 por ciento de la plantilla, lo que supuso 125 despidos a través de la aplicación de dos expedientes de regulación de empleo (ERE). Estos expedientes, sumados al que realizó el diario El País, que afectó a otros 129 profesionales -en este caso, un tercio de la plantilla- abrieron una grieta en el mundo del periodismo.
En ese momento es cuando se intensifica una crisis que ya venía emergiendo desde tiempo atrás, una crisis mediática que se ha traducido en una continua recesión de medios de comunicación. El resultado es que más de 150 periodistas profesionales, con una trayectoria y experiencia notables, se encuentran ahora en la necesidad de emprender nuevos proyectos que denuncien la situación que atraviesa España en este momento.
España se ha roto, ha sucumbido a la crisis económica, crisis que también se evidencia dentro del ámbito periodístico. Los tiempos cambian, la sociedad cambia, las circunstancias políticas cambian, las tecnologías se desarrollan, y todo esto implica el surgimiento de un contexto que ofrece nuevas posibilidades de comunicación. Otras formas comunicativas.
En los últimos 30 años en España siempre ha existido una aplastante mayoría de medios de comunicación conservadores, tanto en radio y televisión como en prensa escrita, ligados a partidos políticos, bancos y otras instituciones. Los medios progresistas han sido una minoría, pero en la actualidad hay un espacio inmenso para diarios digitales y en papel en esta línea -críticos- porque muchos lectores quieren ese tipo de prensa a la que antes no podían acceder. Las formas se reinventan, el periodismo se reinventa y es aquí donde se ve reflejado: en una nueva forma de hacer periodismo.
En líneas generales, estos periódicos, revistas, o periódicos arrevistados -su correcta determinación es poco definida, queda libre a la interpretación del lector- hacen uso de un formato poco usual. Tienden más al reportaje, un género más abierto que les permite el mejor desarrollo de su carácter crítico-subjetivo, donde la perspectiva que establece el propio periodista, su personalidad, es lo que adquiere principal relevancia en el artículo.
A su vez, su periodicidad es semanal, quincenal o incluso mensual, nunca diaria. Esta no-inmediatez de contar la realidad les condiciona, sin embargo, de forma deliberada. Es algo que pueden permitirse, pues todos ellos se complementan con una edición digital diaria, donde el carácter de las informaciones adquiere términos más acordes con la transmisión directa de noticias. Es por ello que se piensa que sus ediciones en papel están hechas para el lector más reflexivo, para quien trata de profundizar en los temas e inquietudes en los que está interesado.
Quizás para entender cómo han surgido estos nuevos medios, el contexto que les rodea, es importante fijarse en la situación que atravesó uno de sus predecesores, el periódico Público, actualmente diario Público.es. La edición en papel de Público comenzó en el año 2007. El actual jefe de sección, Pablo Oliveira, explica que el nacimiento del diario surgió de una iniciativa absolutamente particular: “Una serie de socios que tienen dinero y cuyas empresas pertenecen al mundo de la comunicación audiovisual, considera que en el panorama nacional de prensa, con la línea de El País cambiando y la de El Mundo bastante definida, hay hueco para hacer un diario de ideología de izquierdas. Un nicho vacío.”
La edición de Público en papel duró cinco años. Durante el 2012, Mediapubli, la sociedad que financiaba el proyecto, decidió no seguir adelante con él. Jaume Roures es una de las personas que más arriesgó detrás de esta sociedad; uno de los máximos accionistas. Realizó una inversión de 80 millones de euros, dinero que no recuperó, por lo que se vio obligado a convocar un concurso de acreedores para subastar las acciones de la rotativa.
Sin embargo, la empresa que las recompró, Display Connectors, estaba muy ligada a Roures. Según explica a la web de Pediodista Digital Carlos Enrique Bayo , actual director del diario Público.es, Display Connectors es una inmobiliaria que se encuentra “en la órbita de Roures y sus socios”, por lo que su re-compra “provocó una fuerte polémica con aquellos ex-trabajadores agrupados en cooperativa (MasPúblico) que también quisieron adquirirlo.”
Teniendo en cuenta que la productora Mediapro, cuyo fundador -y propietario de un 33 por ciento de las acciones- es Roures, se beneficia de los derechos de la Fórmula 1 en España; ¿había o no había realmente dinero para mantener la edición en papel?
De una forma u otra, el 24 de febrero de 2012, el diario Público cerró su edición en papel, dejando fuera de su equipo al 78 por ciento de la plantilla, lo que supuso 125 despidos a través de la aplicación de dos expedientes de regulación de empleo (ERE). Estos expedientes, sumados al que realizó el diario El País, que afectó a otros 129 profesionales -en este caso, un tercio de la plantilla- abrieron una grieta en el mundo del periodismo.
En ese momento es cuando se intensifica una crisis que ya venía emergiendo desde tiempo atrás, una crisis mediática que se ha traducido en una continua recesión de medios de comunicación. El resultado es que más de 150 periodistas profesionales, con una trayectoria y experiencia notables, se encuentran ahora en la necesidad de emprender nuevos proyectos que denuncien la situación que atraviesa España en este momento.
Es así como nacen tintaLibre e infoLibre, una revista mensual y un diario digital, respectivamente, ligados entre sí, pertenecientes al mismo grupo, que mantienen una línea editorial en común. La mitad de todos sus periodistas procede del diario El País. La otra mitad, del diario Público. El ex director adjunto de El País, Javier Valenzuela, dirige tintaLibre, mientras que el ex director de Público, Jesús Maraña, se encarga de la edición digital. Entre las dos redacciones suman un total de 14 personas. Miguel Ángel Villena, editor de la revista en papel, especializado en internacional y cultura, explica que “infoLibre y tintaLibre nacieron a principios de 2013 por la necesidad de contar con diarios digitales independientes, junto con la intención de mantener un tipo de revista en papel de reportaje largo de periodismo narrativo”. El objetivo es hacer un periodismo crítico, combativo, progresista, y hacerlo con independencia económica.
Por otro lado, tras el cierre de Público, la cooperativa MasPúblico, formada por los periodistas despedidos de la edición en papel de Público, consigue recaudar la suma de 240.000 euros, a través de sus propias aportaciones, las de los lectores, y las de los socios del diario, en un intento de hacerse con el proyecto en el concurso de acreedores. Sin embargo, no es suficiente, y con ese capital -a petición de los inversores que participaron en la recaudación se decide invertir en la creación de un proyecto completamente independiente, que empezó a funcionar con el nombre de La Marea. Según sus promotores, había una demanda por parte de los lectores, un espacio en el que cabía un medio con estas características. La Marea es una revista mensual que hace periodismo de investigación y análisis, centrada en reportajes, libre de intereses políticos. Se autodefine como un medio ‘’cien por cien de sus lectores y trabajadores”. Un medio que se complementa con una versión digital que se actualiza diariamente.
Por su parte, la revista Mongolia es un punto y aparte entre estos medios por el estilo característico que ofrecen sus publicaciones. Su proyecto apuesta por un modelo satírico con formato de periódico. Es una publicación mensual que innova en el diseño que ofrece en cada número. El humor a la hora de ensalzar la crítica sociopolítica está presente a lo largo de todas sus páginas, excluyendo la sección “Reality News”, dedicada a reportajes en los que profundizan en temas más serios – a través del periodismo de investigación- con los que, “si te ríes, es cosa tuya”.
Los artículos están orientados a retratar, de forma crítica, a personajes relevantes de la política española así como los asuntos políticos y sociales conflictivos que forman parte del debate actual. En marzo de 2012 Eduardo Bravo, Darío Adanti, Gonzalo Boye, Eduardo Galán, Fernando Rapa y Jaume Orchirbat publicaron el primer número con un capital de 60.000 euros que consiguieron gracias a la aportación de amigos y conocidos.
Con una línea mucho más centrada en la política, se encuentran los medios esHora y Diagonal. Sus responsables los definen como periódicos. Sin embargo, su carácter quinquenal, en el caso de Diagonal, y semanal, en el caso de esHora, les acarrea una limitación que no tienen el resto de los diarios. Ambos proyectos se editan en papel a nivel nacional, buscando una mayor profundidad de las informaciones. De esta forma, tratan de salvar la desventaja de no contar con la inmediatez noticiosa de los periódicos diarios.
Diagonal surge en el 2005 a raíz del movimiento de “no a la guerra” -contra la intervención española en Irak- y las asambleas universitarias convocadas en la Universidad Complutense a favor de la causa. ‘’Este hecho, junto con la necesidad de denunciar las desigualdades e injusticias que sucedían en España, sirven como punto de partida de nacimiento del medio’’, explica Pablo Elorduy, redactor del diario. Elorduy incide además en la idea de que ‘’Diagonal plantea un enfoque diferente, orientando la redacción de noticias al contexto que las rodea, no al hecho en sí’’, por lo que destaca su proceso de investigación de los acontecimientos.
Por otro lado, esHora es un semanario que nace en 2012 y que, según su director, Valentín Oyarzábal, es un medio comprometido que hace periodismo implicativo y constructivo, dirigido a promover la acción y la movilización ciudadanas, que cuenta también con una edición digital. A pesar de tener las dos publicaciones un carácter informativo, las dos denuncian sin tapujos el sistema político español y ofrecen noticias y reportajes incisivos que reflejan la cara más cruda de la realidad.
La fórmula para ser independiente
El desligamiento de los poderes políticos y económicos es un aspecto que caracteriza a estos nuevos medios de comunicación. Todos ellos nacen con una implicación política, pero siempre desde la aportación a la crítica y al debate, nunca ligados a ella como institución que rige sus contenidos o línea editorial. Defienden una ideología progresista en términos políticos y sociales, y esto, inevitablemente, marca el carácter de las publicaciones. Abandonan el intento de conseguir ese “objetivismo idealizado” que prima en el ámbito periodístico.
Se trata de ejercer una presión social y mediática para conseguir una reacción por parte de la clase política, ya que sus promlotores entienden que la ejecución de esta presión es el verdadero poder que tiene la prensa.
El editor de tintaLibre, Miguel Ángel Villena, resalta que “nosotros no tenemos ninguna relación con ningún partido político de izquierdas, pero efectivamente la mayoría de nuestros lectores sí responden a ese perfil. Nosotros intentamos hacer una izquierda pero también crítica”.
En el caso de Público, se criticó mucho que la caída de su edición en papel estuviera potenciada por la vinculación que establecían los lectores del diario con el PSOE. Se habla de la pérdida de interés por parte de la empresa de Roures en continuar con la edición en papel, debido a que el impulso que les daba el PSOE como partido progresista, en concreto, la apuesta del diario por la política catalana Carme Chacón, se había perdido por la gran bajada que sufrió el partido en popularidad, de manera que la caída del PSOE implicó la caída del diario Público en papel.
A pesar de apostar por el progreso y mostrar ideologías afines a los partidos de izquierdas, medios como La Marea, tintaLibre, Mongolia, Diagonal o esHora no están directamente vinculados a ellos, es decir, no están ligados a los partidos políticos de la misma manera que lo estuvo el diario Público al PSOE. La razón es que no lo necesitanm ya que independencia política y económica la consiguen gracias a sus modelos de financiación.
Cada uno de estos nuevos medios encuentra una forma de financiación diferente, aunque todos, como se resaltaba anteriormente, apuestan por la independencia económica. En el caso de tintaLibre, se basa en una fórmula mixta de publicidad y suscripciones. Como explica el editor de la revista, Miguel Ángel Villena, el medio se rige por un código ético que les impide aceptar publicidad de grandes corporaciones, empresas o asociaciones como bancos, que de alguna forma puedan condicionar la información y hacerles difícil la crítica a las mismas. ‘’Nuestro capital -especifica Villena- procede de tres sitios: la editorial Edhasa, el diario digital francés Mediapart y una cooperativa formada por periodistas de infoLibre y la Sociedad de Amigos, que cuenta con accionistas como Almodóvar, Sabina, Baltasar Garzón o Almudena Grandes’’. Además, desde este medio abogan por la retribución del periodismo: ‘’La buena información hay que pagarla, porque la información es cara’’. En su versión online se pide un euro por acceder a todos los contenidos disponibles durante quince días, mientras que la revista en papel cuesta tres euros.
Por su parte, el director de esHora afirma que su periódico es singular y diferente. Valentín Oyarzábal destaca que ellos no llevan a cabo los mismos procedimientos publicitarios que el resto de medios del país. Denuncia que estos medios ‘’subsisten gracias a sus anunciantes, no por las ventas’,’ y que además cuentan con una financiación que les marca, sustancialmente, la línea editorial. EsHora consigue mantener su estabilidad económica a través de la venta directa en los quioscos, donde adquirirlo cuesta dos euros, al igual que en su versión online.
Un caso a destacar es la situación de Diagonal, el más antiguo de todos, que se encuentra en un estado crítico en lo referente a sus ingresos. Es por ello que para continuar con el proyecto -que vende un 30 por ciento menos que hace medio año- está llevando a cabo una campaña de ‘’Crowfounding’’, que necesita la contribución de los lectores a través de pequeñas aportaciones para que se mantenga la edición en papel. ‘’Hemos conseguido en la primera semana 28.000 euros. Es un sprint. Tenemos necesidades económicas muy concretas debido al bajón que han tenido las suscripciones provocado por la crisis, el nacimiento de otros medios o incluso el propio contenido del periódico. Lo hacemos para asegurar un poquito más de supervivencia’’, cuenta Pablo Elorduy, redactor de Diagonal.
A falta de tres semanas para que finalice la recaudación, han obtenido más de 42.000 euros. El objetivo final es llegar a los 69.000 euros porque, si alcanzan esa cifra, tendrían los medios necesarios para mantener su edición en papel. El periódico cuenta ahora con 4.500 suscriptores que, pagando 50 euros al año, suponen su principal ingreso. De esta forma, las suscripciones hacen posible que el presupuesto fijo anual sea al menos de 225.000 euros. Teniendo en cuenta que cada número supone un gasto de 2.500 euros por impresión y distribución, el medio se sostiene gracias a los usuarios, que pagan 2,30 euros por número. De hecho, se podría prescindir de la publicidad. En Diagonal, se realiza un ‘’intercambio publicitario con otras empresas’’, por el que a ellos les promocionan otros medios como La Marea o Ecologistas en Acción, y viceversa, ‘’aunque alguno paga una cantidad simbólica, como bodegas Mazón, de 300 euros por número’’, añade Elorduy.
La Marea, además de intercambiar publicidad con Diagonal, se rige por un código ético que consiste en consensuar con los socios el tipo de asociaciones de las que van a aceptar financiación. La publicidad viene de organizaciones comprometidas con la sociedad, librerías, el sindicato del comic o escuelas de periodismo, entre otros; pero su mayor ingreso proviene de las suscripciones y las ventas directas, atres euros por número.
Mongolia asegura su independencia repartiendo las acciones de la empresa de manera que nadie tiene una mayoría ni un control total, de forma que constituye una sociedad equitativa en la que las decisiones se toman de forma consensuada. El principal cauce de financiación es la venta directa en quioscos, que mantienen una tirada de unos 20.000 ejemplares al mes. Los promotores de Mongolia hacen prensa independiente con bajos costes y, aunque ‘’poco a poco va llegando publicidad’’, no han llevado a cabo campañas de captación de anunciantes porque es algo que no les preocupa, ya que el medio se sostiene por sí mismo.
Vivir en la web
Sus ex-compañeros de Público recuerdan cómo Jesús Maraña, actual director de infoLibre, insistía en que lo último que hace antes de acostarse es leer un ‘’última hora’’ para irse a la cama ‘’con lo último de lo último’’ de información que pueda haber en ese momento. No quiere pensar que le ha quedado algo sin leer. Pero, en prensa digital, ¿cuándo se para? El flujo de información es constante, inmediato. La jornada informativa no acaba nunca.
Es por esto que no se puede hablar del cambio que está sufriendo la prensa escrita sin destacar la influencia que tiene sobre ello Internet, ya que su existencia es, en gran parte, una de las principales causas de este cambio. El desarrollo de los medios digitales implica formas diferentes de concebir la comunicación y los medios se han adaptado a estas circunstancias.
El diario Público renunció a su edición en papel, y sus responsables pudieron tomar esta decisión gracias a que tenía una potente plataforma en internet: “Cuando renuncias al quiosco, renuncias a una difusión masiva -explica Pablo Oliveira- pero es contradictorio cuando piensas en Internet; más masivo que eso no hay nada.” Con una cifra actual de 5,04 millones de visitas mensuales -las principales auditoras que realizan estos cálculos son Comiscor, Omniture y OJD- consiguen un ranking de audiencia mayor que el que tenían justo antes del cierre el papel.
Sin embargo, se evidencian muchas diferencias a la hora de informarse a través de la web. El perfil del lector es diferente, no busca profundizar, busca ‘’un click’’. El tiempo medio que permanece un lector digital en una noticia es inferior a un minuto, y este hecho contribuye a que las reglas comunicativas cambien.
La información llega a la gente, pero de forma más reducida, sintetizada. El público está mucho más informado, pero eso no quiere decir que lo esté mejor: “El error ahora es considerarse suficientemente bien informado simple y llanamente a través de Twitter”, critica Oliveira.
La revista tintaLibre es, hasta ahora, la que sostiene de manera más extendida la compenetración con su plataforma digital, infoLibre. Miguel Ángel Villena afirma que en la web se encuentra la actualidad diaria, que se juega con la actualización, mientras que reservan el periodismo literario para la edición en papel: “En el digital puedes entrar diez minutos, ver las noticias principales y te largas. Pero hay muchos lectores que quieren tener una revista de lo que se llama periodismo narrativo, más largo y más de fondo, para leer en casa; de tumbarte en el sofá”.
Y precisamente eso es lo que resuelven los nuevos medios que han puesto en marcha los periodistas que se han quedado recientemente en la calle, cuyos nuevos proyectos tratan de aunar las dos quimeras del periodismo, la inmediatez de la información y un estilo más literario y reflexivo, para “contar aquello que otros no quieren que se sepa”, tal y como lo expresa el viejo adagio del periodismo de investigación y que el periodista argentino, Horacio Berbitsky suscribe: “Lo demás es propaganda”.
Etiquetas: Diagonal, esHora, La Marea, Mongolia, nuevas culturas, nuevos medios, Prensa alternativa, TintaLibre
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