Externalización de la producción en RTVE bajo el mandato popular

Periodista, escritor y profesor. Nació en Madrid en 1963. Es Doctor y Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad ejerce como profesor de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Como investigador, es autor de varios libros y documentales sobre actualidad política, comunicación y cultura.


RESUMEN
La sustitución de Javier González Ferrari por José Antonio Sánchez fue interpretada como una concesión de Aznar al grupo mediático más cercano al poder, cuya cabeza visible era el fundador y presidente de La Razón, Luis María Ansón. Sánchez, considerado como un ultra conservador al servicio de la derecha más extrema del PP, habría sido designado para poner RTVE al servicio del partido que debía encauzar las elecciones municipales y generales a lo largo de los siguientes 18 meses. En este periodo, las productoras externas conquistaron el Ente para beneficio de unos cuantos famosos, que se llevaron la mayor parte del pastel.
ABSTRACT
Javier Gonzalez Ferrari's substitution by Jose Antonio Sanchez was interpreted as Aznar's grant to the group mediático nearer to the power, which visible head was the founder and president of The Reason, Luis Maria Ansón. Sanchez considered as a conservative ultra to the service of the most extreme right of the PP, would have been designated to put RTVE to the service of the party that had to channel the municipal and general elections throughout the following 18 months. In this period, the external producers conquered the Entity for benefit of a few famous ones, which took most of the cake to themselves.

José Antonio Sánchez Domínguez nació en Isla Cristina, Huelva, en 1953. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, tenía un perfil periodístico que en los últimos años adornó con cargos de gestión como adjunto a la presidencia de Admira Media y la presidencia de Unión Ibérica de Radio (Radio España).

Antes de hacerse cargo de la Dirección General de RTVE compaginó su presencia en Admira Media con sus colaboraciones en La mañana de Luis Herrero, en la Cope, El primer café de Isabel San Sebastián, en Antena 3, y una columna de opinión en el diario La razón. Estos eran, por otra parte, los tres bastiones mediáticos que accedían con él a la dirección de RTVE.

Después de pasar 15 años en el diario ABC junto a su mentor, Luis María Ansón, en televisión, Sánchez trabajó como director de los servicios informativos de Canal 7 Televisión, la emisora del productor José Frade.

De modo que el último tramo de poder del PP en televisión se le encomendó a un fiel amigo sin fisuras ideológicas que, tal vez por ello, tuvo que cargar con el mochuelo de ser el director general que estaba al frente de RTVE durante los acontecimientos previos al 14 de marzo, tras los atentados del 11-M.

Su paso por la cadena pública se caracterizó por tres episodios relacionados con el tratamiento de la información. El primero y más sonoro fue la aceleración sin freno que sufrió el director de informativos y presentador de la segunda edición del Telediario, Alfredo Urdaci, quien llegó a ser condenado por la Audiencia Nacional al haber violado “los derechos fundamentales de huelga y libertad sindical” en la cobertura que TVE realizó del 20-J. A raíz de esa sentencia, un informe del Consejo de Europa sobre TVE llegó a poner a la cadena pública como ejemplo de “manipulación informativa”.

El segundo fue la destitución de la periodista Angela Rodicio, cuyas crónicas desde Jerusalem y Bagdad, dos focos de guerra e interés personal para la política exterior de Aznar, destilaban puntos de vista distintos de la visión oficial del PP. Y el tercero, la programación, la noche anterior al 14 de marzo, día de las elecciones generales tras el atentado del 11-M, bajo la batuta de Juan Menor como director de TVE, de la película

Asesinato en febrero, con guión y producción de Elías Querejeta. La película era un documental sobre el asesinato del diputado socialista Fernando Buesa y su escolta Jorge Díez por una bomba de ETA en febrero de 2000 en Vitoria. Telemadrid ya la había emitido el viernes anterior, un día después del atentado, en horario de máxima audiencia. En TVE la película se programó por sorpresa, ya que estaba previsto emitir el programa Noche de Fiesta. La oposición interpretó que la dirección de TVE trataba así de manipular el sentido del voto de los ciudadanos, tras la polémica sobre la autoría final de los atentados, dividida entre la teoría etarra del PP y la que se impuso finalmente a los ojos de los ciudadanos y de los datos, en torno a Al Qaeda.

La gestión de Sánchez al frente de RTVE comenzó con una petición de subida de sueldos para los directivos de la casa. Decía que la subida de salario era necesaria para evitar que los profesionales de TVE se marchasen a las cadenas privadas, que pagaban mejor. Lo cierto es que una semana después de presentar la temporada 2002-2003 dimitía el director de TVE, Alvaro de la Riva, tras dos años y medio en el cargo. De la Riva presentó por escrito su dimisión como protesta por el recorte presupuestario aprobado por la Sepi y ante las pretensiones de este organismo de controlar las contrataciones.

La salida de De la Riva abrió la enésima crisis en TVE porque era una de sus piezas claves. Sin embargo, los recortes presupuestarios tenían su lógica, tras el incremento progresivo de la deuda. Desde hacía un tiempo la contratación  de series de ficción y la adquisición de derechos para televisión los realizaba una comisión mixta integrada por miembros de la Sepi y de TVE.  Todos los contratos superiores a cinco millones debían ser aprobados por esta comisión. Eduardo Campoy, como presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), puso el grito en el cielo al señalar que si Sepi pretendía mantener la misma oferta en TVE, pero con mucho menos gasto, los productores no estaban dispuestos a que la deuda histórica se sanease a su costa.

De hecho la dimisión del director de TVE se precipitó al paralizar la Sepi la aprobación de dos programas concretos: La telecomedia Ana y los 7 y el espacio de humor El show de Flo.

De la Riva consideraba estos programas como apuestas importantes para la nueva temporada, pero la Sepi, el organismo que controlaba los gastos del Ente, los paralizó. La serie Ana y los 7, protagonizada por Ana García Obregón, se convirtió la temporada anterior en uno de los productos más sólidos de TVE en términos de audiencia. Su continuidad se puso en cuestión ante la restrictiva política de gastos de la Sepi. Pero al final la serie se aprobó y la productora Star Line acabó de renovando su contrato.

El show de Flo, producido por Globo Media (responsable de Caiga quien caiga, El informal y de las series Médico de familia y Javier, entre otros productos), también salió adelante.  Entretanto, el ex ya director de TVE inició sus  contactos para reintegrarse a Vía Digital, empresa que le concedió la excedencia antes de asumir la dirección de la televisión pública. Le esperaba un nuevo cargo como adjunto al consejero delegado de la plataforma, Carlos Lavilla. Esta práctica ha sido habitual en los últimos años del PP. Los directivos de una y otra compañía se intercambiaban, siempre tirando con pólvora del rey.

José Antonio Sánchez, consciente de que una caída de la audiencia sería fatal para las cuentas de RTVE, anunció, a pesar de las advertencias del presidente de la FAPEA, que la reducción de gastos prevista en el presupuesto del Ente para 2003 no afectaría a la oferta y al liderazgo del grupo. El director general de RTVE explicó en el congreso que el proyecto “mantiene el empleo y los derechos sociales de los trabajadores, no renuncia al liderazgo de RTVE en el mercado audiovisual español y compatibiliza el mandato legal de servicio público y rentabilidad social con el principio de eficiencia económica”. Dicho así, parecía la cuadratura del círculo.

El presupuesto en cuestión ascendía a 1.500 millones de euros, 44 menos que en 2002. RTVE dedicaría 85 millones de euros a las inversiones, una cifra similar a la de 2002, y tenía previstos unos ingresos por ventas de 760 millones de euros, lo que suponía un incremento del 3 por ciento respecto al año anterior.

Las cuentas de Sánchez decían que el déficit del grupo se reduciría en 41 millones de euros, el 6 por ciento menos que en 2002, y que el total se situaría en 648 millones de euros.

José Antonio Sánchez aseguró que la programación de radio y televisión seguiría incluyendo todo tipo de géneros para “garantizar el acceso a la información, la cultura, la educación y el entretenimiento”.

Y los resultados parecieron dar la razón a Sánchez, ya que RTVE obtuvo en 2003 el mejor resultado de los ocho años
anteriores. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) anunció durante la presentación de los resultados de sus empresas que RTVE iba a cerrar el ejercicio financiero correspondiente a 2003 con un recorte de las pérdidas de un 9 por ciento, seis puntos más de lo previsto en el presupuesto inicial.

Los responsables de la Sepi explicaron que esta evolución respondía sobre todo a la contención de gastos operativos, que bajaron un 5,3 por ciento, y un 10 por ciento, si se excluían los gastos de personal. Estos últimos también se situaron en cifras inferiores a las de 1998, y los gastos de aprovisionamiento por debajo de los registrados en los últimos cuatro años. Las cuentas salieron bien a pesar de las dimisiones de Marcelino Alonso y Juan A. Romero, secretario general y director gerente de RTVE, respectivamente[1].

Otra cosa fue el presupuesto de RTVE previsto para 2004, que acudió, una vez más, al endeudamiento para cuadrar sus cuentas. En términos globales, el presupuesto del grupo audiovisual crecía un 3,8 por ciento respecto al ejercicio de 2003. En esta ocasión ascendía a 1.557 millones de euros. La compañía previó ingresos por publicidad que alcanzaban poco más de la mitad de esa cantidad (934 millones), a pesar de contar con un aumento del 10 por ciento por este concepto. El Estado debería aportar 78 millones, de modo que el grupo audiovisual arrojaría unas pérdidas de 623 millones elevando la deuda acumulada hasta cotas a los 6.600 millones de euros (muy por encima del antiguo billón de pesetas). Estas eran unas cotas desmesuradas.

El equipo de Sánchez y la Sepi confiaban en que el Estado incrementaría sustancialmente las subvenciones. Pero el crecimiento apenas supuso un 4 por ciento, algo más de la subida del IPC. RTVE tenía previsto ingresar menos de otras subvenciones procedentes de convenios con las comunidades autónomas. Los gastos operativos (99 millones) aumentaban esta vez de forma significativa, al tener que cubrir el pago de los Juegos Olímpicos de Atenas y la Eurocopa de Fútbol de Portugal. RTVE también solicitó autorización para comprar los derechos de la Liga de Campeones.  Los gastos de personal, que habían disminuido algo el año anterior, subían ahora debido al incremento de las indemnizaciones previstas.

Para cuadrar los números del grupo y de sus sociedades, RTVE necesitó endeudarse en 668 millones de euros. Así, desde que el PP tomó el control de RTVE, siete años antes, la deuda acumulada se multiplicó por cuatro. En 1996, ascendía a 1.587 millones y siguió creciendo, salvo en 1999, bajo el mandato de Pio Cabanillas. Ese año la deuda descendió ligeramente gracias a la desinversión de RTVE en Vía Digital y a la compensación del Estado por la enajenación de la red de difusión, que en su día pasó a ser gestionada por Retevisión.

RTVE entró de esta manera en una dinámica única en Europa, ya que ningún operador público de televisión se financia por la vía del endeudamiento. El modelo exigía una revisión que ni la Sepi había logrado atisbar. Para que su Plan Marco fuera factible, la deuda acumulada debía reducirse a cero para partir así de una base adecuada para el control del gasto.

El caso es que la Sepi anunció repetidas veces que había diseñado un plan para que el Estado asumiera la deuda del Ente antes de 2005. Pero el plan nunca se consumó. Ese plan, denominado Plan Marco para la Viabilidad del Ente, diseñado para el periodo 2002-2004, tenía como objetivo cumplir las directrices de la Unión Europea al respecto.

En 1990 RTVE pasó a ser una empresa pública, de forma que desde entonces su deuda no se sumó al déficit del Estado. Si éste tuviera que asumir la multimillonaria deuda del Ente, la deuda del Estado subiría un punto, hasta alcanzar el 53 por ciento.

El endeudamiento de RTVE se consideraba una financiación diferida que provocaba las reticencias del comisario europeo de la Competencia, Mario Monti, que había expresado sus dudas sobre el aval sin límite que el Estado ofrecía a la deuda de RTVE. La oficina estadística europea (Eurostat) había señalado también que el Ente difícilmente sería viable sin apoyo estatal, por lo que parte de su deuda debería aparecer reflejada en las cuentas españolas.

Entre las medidas que barajaba la Sepi antes de la caída del PP estaba la reducción de la plantilla del Ente en un 20 por ciento. RTVE tiene 9.000 empleados, entre fijos y contratados. Las bajas previstas habrían sido mediante un plan de carácter voluntario y una flexibilización de los contratos y categorías laborales.

El PP dejó así en agua de borrajas sus promesa sobre la liquidación de la deuda de RTVE.  El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, reconoció que el problema debía resolverse durante la siguiente legislatura, seguramente convencido de que aún sería el PP el encargado de gestionar el asunto. “Hemos trabajado en esta legislatura para contener este problema económico –dijo Montoro–, que es de todos los españoles, y yo confío en que en la próxima legislatura se recaben los acuerdos políticos necesarios para poder avanzar decididamente, a la vez que hemos hecho el esfuerzo por la contención de sus gastos de funcionamiento”[2].

La fiesta de José Luis  Moreno

La deuda de RTVE aumentaba sin cesar. Sin embargo, las productoras externas seguían haciendo su agosto sin problemas. En 2004 se conoció lo que TVE pagó a estas productoras al mismo tiempo que, en 2003, la deuda alcanzaba los 6.200 millones de euros.

Los dos ejercicios anteriores fueron especialmente satisfactorios para las productoras ajenas a TVE. Así, entre 200 y 2001, TVE pagó un total de 80.359.197 euros a 17 productoras ajenas a TVE por la realización de 32 programas. En total, más de 13.000 millones de pesetas que se fueron por el coladera de las productoras.

De esa cantidad, las productoras del humorista y productor de espectáculos televisivos y operísticos José Luis Moreno fueron las que se llevaron la mayor parte del pastel. En total, y sólo en el periodo mencionado, percibieron 12.176.500 euros, es decir, más 2.000 millones de pesetas. La mayor cuantía, 9,2 millones de euros fueron a parar a Miramón Mendi, la productora de Moreno encargada de realizar el programa Noche de Fiesta, que se emite los sábados por la noche por la Primera de TVE desde hace seis años. El resto de los pagos se los llevó Moreno por los programas Humor se escribe con H, Con la Primera en 2002 y Gracias Miguel.

El ventrílocuo José Luis Moreno y sus productoras de televisión, Gecaguma y Miramón Mendi han venido haciendo un negocio redondo con TVE. En el periodo mencionado, la cadena pública pagaba 775 millones de pesetas por cada 26 entregas de Noche de Fiesta. Según dos contratos suscritos el 18 de febrero del año 2000, TVE pagaba 29,8 millones de pesetas más IVA por programa, comprometiéndose a adquirir al menos un total de 26. El coste total del paquete alcanzaba así los 775 millones por una temporada.

Las productoras Gecaguma y Miramón Mendi, ambas representadas por Moreno, se encargaban de realizar los programas con los servicios de TVE. El director general de RTVE en esas fechas era Pío Cabanillas. Su sucesor, Javier González Ferrari, prorrogó dichos contratos, mientras los sindicatos ponían el grito en el cielo al reclamar más producción propia y menos derroche externo.

Moreno sostenía que se trataba de un programa barato. El precio era el aceptado en el mercado audiovisual, aunque en este caso habría que preguntarse si Noche de Fiesta responde a las necesidades de una cadena de servicio público.

Por otra parte, hay que resaltar que Moreno, según los sindicatos, recurría a servicios de TVE para la producción del programa eligiendo al personal de la casa “de forma arbitraria”. Esta afirmación la ha negado insistentemente Moreno, que ha responsabilizado de la elección del personal a TVE.

La figura de José Luis Moreno se ha convertido así en un referente obligado al hablar del derroche en la televisión pública y de los contenidos que ésta debe incluir en su programación.

El personaje, sin duda, resulta curioso. Para muchos, resulta particularmente odioso en televisión. Sin embargo, se trata de un tipo culto, que domina 13 idiomas, formado inicialmente para la ópera, que estudio neurocirugía y ejerció como neurocirujano en la clínica La Milagrosa de Madrid, y que ha demostrado sobradamente tener una capacidad de trabajo y de gestión inagotables[3]. Su astucia le ha llevado a concebir espectáculos de masas, necesariamente populares, que le han reportado una fortuna.

El Magazine de El Mundo hizo un retrato interesante de Moreno, un madrileño que nació en el seno de una familia con 17 hermanos, hijos de una pianista y un constructor de muñecos, que fue el director del Teatro Nacional de Marionetas del parque de El Retiro y asesor del Ministerio de Cultura durante los años 70[4].

Moreno ingresó en el conservatorio a los seis años. A los 16 años terminó la carrera de piano y realizó otros cuatro cursos de violoncelo. Fue cantante de ópera. Llegó a actuar a actuar en algunos de los mejores teatros del mundo, pero un desengaño amoroso le alejó de esos escenarios. Se ha casado tres veces y las tres se ha separado. De sus relaciones ha tenido tres hijos que le visitan entusiasmados para disfrutar de su mansión, una construcción con más de 5.000 metros cuadrados construidos, situada en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, que tiene dos piscinas, una de verano y otra climatizada para el invierno, y está equipada con gimnasio, sauna, pista de tenis, sala de reuniones, vestidores, tres despachos, varias cocinas y baños. Los materiales con que ha construido todo eso también son de lujo: mármol, caoba, cristales italianos, columnas neoclásicas, celosías andalusíes y sillas barrocas. En ese espacio ha distribuido ocho pianos, varios vídeos y televisores.

El productor de Noche de Fiesta vive en esta casa solo, con los empleados del servicio y 16 perros. En un ala de la casa trabaja una docena de personas que se encargan de tramitar todo lo relacionado con sus empresas. En sus empresas trabajan más de 400 personas. En otros lugares del mundo mantiene otras casas.

El ventrílocuo ha escrito además 26 libros en varios idiomas. No todos están traducidos al castellano. En España, al parecer, sólo se pueden encontrar tres, firmados con el pseudónimo de Pep, en torno a asuntos como humor, viajes, curiosidades y novelas. También ha intervenido en películas taquilleras como la segunda entrega de Torrente, de su amigo Santiago Segura, otro genio para hacer dinero a costa de la vulgaridad y el mal gusto. Moreno llegó a intervenir incluso en una docena de largometrajes rodados en Alemania.

Moreno ha confesado admirar profundamente a las familias unidas, ya que él no ha podido mantener así a la suya debido a los viajes continuos y a su interés desmedido por el trabajo. Tal vez por ello haga programas para esas familias, a las que sin duda les cuesta su dinerito mantenerse unidas pagando a Hacienda los importes que luego van a parar al bolsillo de Moreno.

El artista ha obtenido cifras de audiencia estimables con su programa Noche de Fiesta, que ha realizado para TVE durante las diez últimas temporadas. La media de audiencia ha estado habitualmente en torno a los dos millones de telespectadores. También obtuvo cifras similares entre 1997 y 1999 con Risas y estrellas, otro espacio de variedades que perpetuó el estilo de Entre amigos, el primer programa que creó para televisión en 1985 y que fue adoptado por Telemadrid en 1991. Desde entonces ha realizado también Mira quién viene esta noche, Humor se escribe con hache y numerosos especiales, como la Gala de la Hispanidad para Tele 5, el homenaje póstumo a Miguel Gila y programas de Nochevieja para TVE y Antena 3.

Sus programas han resistido el envite de todos los directores generales que ha conocido, incluida Carmen Caffarel, la directora general que se puso al frente de RTVE tras la victoria socialista de 2004, que al principio se resistió a renovar el contrato de Noche de Fiesta por incluir algunos contenidos basura y por su precio (9,2 millones de euros), pero que finalmente dio su brazo a torcer tras barajar las ofertas de otras productoras.

La Nochevieja de 2004 fue apoteósica para Moreno, que copó la parrilla de TVE y Antena 3. Para la Primera de la cadena pública realizó el especial de Nochevieja. Para Antena 3 preparó un capítulo especial de la serie Aquí no hay quien viva, imbatible en su franja horaria habitual, y el especial de Fin de Año.

Su asociación con Lina Morgan garantiza más éxitos en la misma dirección: para públicos populares y sin problemas. Todo esto le ha permitido regentar hoteles, restaurantes, una compañía discográfica y otros muchos negocios.

Alguien le preguntó en una entrevista “¿Por qué, a pesar de las críticas, las cadenas se lo rifan?” Y él respondió: “Por la audiencia, por mi constancia, porque salgo rentable”. La grabación de sus programas de Fin de Año salen por unos 80 millones de las antiguas pesetas, un precio que está por debajo de una gran gala o programas como  Operación Triunfo o Cuéntame. “Se trata de una producción del máximo nivel –explica Moreno–, de siete horas de duración, con 56 artistas, desde el tenor José Cura hasta Luz Casal pasando por Rod Stewart”. Para colmo, sus decorados son vanguardistas, con robótica y efectos especiales adquiridos en la última feria de Inglaterra, “algo nunca visto en ninguna televisión del mundo”, añade.

La serie Aquí no hay quien viva, con una cuota de pantalla del 43,1 por ciento, se ha convertido en la ficción más vista de la televisión en los últimos cinco años. Otra serie de su factoría es La sopa boba, con resultados más discretos, pero que tampoco han defraudado a los responsables de Antena 3, que siguen confiando en él como un valor seguro. Para ellos ha preparado también Jalea real, una telecomedia de primavera. Su productora también ha entrado en el mercado de las televisiones autonómicas. En este sentido cabe destacar El diluvio que viene, una macroproducción musical, con 80 bailarines, protagonizada por Gisela, de Operación Tiempo, para la televisión autonómica valenciana.

Uno de sus proyectos más espectaculares está fuera de los platós de televisión. Se trata del Coliseo de las Tres Culturas, en referencia a las culturas cristiana, árabe y judía, que convivieron en España en armonía, cuya idea le ha servido para montar un  megacentro de 121.561 metros cuadrados que albergará salas de ópera, ballet y conciertos musicales. Su idea es inaugurarlo en 2006.

Para hacerse una idea del volumen que ha cobrado su productora Miramón Mendi, basta saber que para realizar Aquí no hay quien viva, Moreno contrató a la empresa Telefónica Servicios Audiovisuales, que le suministra una unidad móvil de cuatro cámaras, así como todos los medios técnicos y humanos para grabar en uno de los platós que Miramón Mendi tiene en la localidad madrileña de Moraleja de Enmedio.

La misma empresa le suministró otra Unidad Móvil de Producción de nueve cámaras y el personal necesario para producir las Galas de Verano 2003 que Antena 3 programó para su emisión durante el verano. Estas galas también se grabaron en las instalaciones de la productora de José Luis Moreno en la citada localidad madrileña.

Por tanto, se puede hablar de éxito rotundo para José Luis Moreno y sus productoras y de un déficit cada vez mayor para TVE. Y vistas así las cosas, cabe preguntarse si, a pesar del éxito que obtienen las cadenas con los programas de Moreno, el Ente público RTVE tiene necesidad y obligación de competir en ese terreno. Planteado así el problema, lo que importa descubrir es un nuevo modelo de televisión pública, cuyas características deberían incluir contenidos no tan frívolos y propios de las cadenas privadas que para eso están, sino más arriesgados desde el punto de vista de la audiencia, pero que garanticen contenidos que las privadas nunca podrían producir mirando sus cuentas de resultados.

El imperio de José Manuel Parada

El otro imperio labrado a golpe de contrato televisivo es más casposo. Se trata del ambigüo José Manuel Parada, que con su Cine de barrio sobrevivió a seis directores generales hasta que cayó en 2004 para dar paso a Carmen Sevilla, que hace lo mismo que él pero desde televisión y por mucho menos dinero[5].

Un amplio reportaje de Gregorio Fernández en el suplemento Crónica de El Mundo daba cuenta de los fabulosos ingresos obtenidos por Parada en estos años, a costa del erario público, que le han permitido montar hasta una inmobiliaria[6].

Fue el director de la desaparecida Radio Cadena Española, Jordi García Candau, quien rescató a Parada después de que éste tuviera que abandonar la cadena Cope de radio por ciertas desavenencias con la dirección. Y de la mano de García Candau fue como Parada inició su aventura televisiva, aprovechando que a su amigo le habían nombrado director general de RTVE.

El programa que le dio fama nacional fue Cine de Barrio, que se estrenó en agosto de 1995 en La 2. Sólo tardó unos meses en saltar a la Primera. Fue en el mes de octubre de aquel mismo año. Desde entonces ocupó las tardes de los sábados sin que ningún director general, desde González Ferrari hasta José Antonio Sánchez, vieran motivos para eliminarlo de la parrilla.

La experiencia le reportó tanta fama, que Parada inició otros proyectos televisivos a través de Sil Producciones S.L., una sociedad constituida en marzo de 1999, con la que empezó a producir otros programas. Fernández señala en su reportaje que con un capital social de tan sólo 3.000 euros se convirtió en la tercera productora que más ha facturado a TVE. Sólo se situaba por detrás de la afamada Miramón Mendi, de José Luis Moreno, y de Pearson TV, que realiza programas como Audacia, El precio justo y Ay mi madre, entre otros, que facturaron 10,1 millones de euros entre 2000 y 2001.

Sil Producciones S.L. facturó a TVE, sólo durante 2001, la cantidad de 8.757.489 euros por la realización de los programas Cine de barrio, En familia y Amigos en la noche. En concreto, Cine de barrio le costó a TVE en 2001 la cantidad de 4.816.635 euros. Cada capítulo salía por 83.045 euros. El programa obtenía una media de  2.344.000 de telespectadores , con un share del 27,6 por ciento. En este caso, TVE cedía a Parada gratuitamente sus estudios y las películas que emitían sus programas.

El programa En familia tuvo un coste total de 2.596.029 euros, lo que situaba cada capítulo en 324.504 euros. En este caso, el share medio fue del 20,7 por ciento y la audiencia de 2.504.000 espectadores.

Amigos en la noche tenía como copresentadores al propio Parada y a su amiga Isabel Pantoja. En 2001 se emitieron un total de 16 programas por los que la Pantoja  cobró 634.674 euros (105 millones pesetas). El contrato de Parada estipulaba que su remuneración debió ser de 16.227 euros por programa. Sin embargo, la Intervención Delegada de Hacienda descubrió que sus ingresos fueron mayores.

“Los 6.611 euros que José Manuel Parada debió percibir como salario de director por programa –contaba Fernández en El Mundo— se convirtieron, como si de efectos especiales se tratara, en 17.725. Y lo mismo sucedió con su sueldo de presentador: cuando debería haber cobrado 9.616 euros por programa, Parada se embolsó 12.020 euros. En fin, que por director-presentador debería haber cobrado 16.227 euros por programa y al final ingresó en su cuenta 29.145 euros. Una propina de casi 13.000 euros por programa”.

De esta forma, el coste total de Amigos en la noche se disparó hasta los 2.794.008 euros, lo que supuso un coste por capítulo de 349.251 euros. El programa obtuvo un share del 20,4 por ciento y una audiencia media de 2.210.000 espectadores.

Sin embargo, la Intervención Delegada de Hacienda encontró irregularidades contables en programas de Parada como Amigos en la noche y En familia: “se contabilizaron gastos por importe de 216.465 euros del programa Amigos en la noche / En familia cuyo devengo corresponde al ejercicio de 2002”, decía el informe. Además, “Sil Producciones incluyó en el presupuesto de esos programas un estilista, dos ayudantes-estilista, cinco personas de camerino y 13 azafatas –señala el reportaje de El Mundo  con datos de la Intervención Delegada de Hacienda–. TVE contrató ayudantes de mantenimiento, vestuario, auxiliares de sastrería, azafatas y azafatas de camerinos. En el mismo contrato, la productora de Parada incluyó tres mozos, al tiempo que TVE contrataba numerosos mozos bajo las denominaciones de: mozos, auxiliares de montaje, auxiliares de organización… La productora sumó 3.005 euros por programa para taxis (48.081 euros, antes del beneficio industrial, por los 16 programas de 2001). TVE gastó en taxis otros 25.504 euros. En el contrato de la productora se incluyeron 50 consumiciones VIP por programa a 60,1 euros, por un importe total de 3.005. Además, se presupuestaron 781,3 euros por programa para comidas de artistas y otras personas así como 901,5 euros por programa en concepto de atenciones y gastos de representación. Cómo no, Televisión Española desembolsó 3.512 euros en invitados”.

La Intervención de Hacienda encontró también que “las facturas de las distintas sociedades que representan a los artistas no van dirigidas a la productora que contrata TVE, Sil Producciones, sino a otra empresa, Silverside Productions”. En esta empresa, curiosamente, aparecía como apoderado Francisco Gaspar Papell, a la sazón socio de Parada en otros negocios como la sociedad Gestión del conocimiento y aplicaciones informáticas 2040, S.L., con sede en Vizcaya[7].

Estos últimos datos no aparecían ni en el informe de Hacienda ni en el reportaje de El Mundo, pero insinuaban que Parada no se ha quedado quieto estos años a la hora de poner en marcha nuevos negocios.

Si se consulta el Registro Mercantil, el nombre de José Manuel Parada Rodríguez aparece en cinco sociedades, además de Sil Producciones. Con Adara Producciones, S.L., con sede en la calle Desengaño de Madrid y un capital de 10.000 euros, Parada se dedica a la “promoción, organización, producción y exhibición de espectáculos artísticos, musicales y de cualquier otra índole”. En ella Parada aparece como administrador único.

En Telepar Producciones, S.L., con sede en la calle Zurbano de Madrid y un capital de 3.005 euros, Parada es socio único. La empresa  también se dedica a la producción de productos audiovisuales. Como administradora figura la empresa Jomapartel Holding, S.A., también propiedad de Parada y especializada esta vez a la construcción.

En realidad, esta última empresa es con la que Parada está haciendo una verdadera fortuna, ya que tiene un capital suscrito de 2.733.636 euros (casi 500 millones de pesetas) y es con la que participa en varias de las sociedades mencionadas arriba y otras como Cobadelas, S.L., dedicada a la “contratación de artistas, promoción y producción de espectáculos públicos, adquisición de inmuebles, asesoramiento de personas físicas y jurídicas, la adquisición de valores mobiliarios, etc.[8].”

Pasado el tiempo, el déficit de TVE trajo consecuencias para muchos, incluido Parada, que al final tuvo que rebajar algo sus ingresos procedentes del erario público, sin dejar de ser una de las figuras que ha obtenido mayor rentabilidad de su paso por TVE. Al margen de Cine de Barrio, Parada presentó y dirigió Todos con la copla, la tercera parte de la trilogía que TVE dedicó a este género, junto a Lo mejor de la copla y Grandes de la copla. Estos fueron tres especiales en los que se rendía homenaje a Isabel Pantoja y a Rocío Jurado, que actuaron como copresentadoras de Parada.

Finalmente, el 18 de julio de 2003, Televisión Española decidió no renovar el contrato con José Manuel Parada, que concluía el 31 de diciembre, para la presentación del espacio Cine de Barrio. La audiencia había caído en los últimos tiempos desde un 30 por ciento hasta un 20, y Parada había protagonizada una escena grotesca junto a Marujita Díaz en un barco que tampoco le granjeó el aprecio de la dirección de TVE. La cadena pública cambió el equipo, puso a Carmen Sevilla como copresentadora y renovó el catálogo de películas. Ni el formato era propiedad de Parada, que se había beneficiado del archivo de TVE durante casi ocho años. El daño ya estaba hecho, y Parada ya había hecho su fortuna.

El negocio de las productoras externas: Más de ochenta millones de euros en dos años

Como hemos avanzado arriba, entre 2000 y 2001, el ranking de las producción externa en TVE estaba compuesto por 17 compañías que facturaron 80.359.197 euros (13.370.645.352 pesetas) al Ente público que pagan todos los españoles. Esta fortuna se repartió de la siguiente manera: Miramón Mendi, con los programas mencionados arriba, se embolsó 12.176.500 euros (2.025.999.129 pesetas); Pearson TV, 10.149.722 euros (1.688.771.645 pesetas); Sil Producciones, 7.948.186 euros (1.322.466.876 pesetas); Euro Ficción, con el programa El secreto, 6.504.186 euros (1.082.205.492 pesetas); Gestmusic Endemol, con Operación Triunfo y En Punta, 6.137.818 euros (1.021.246.986 pesetas); José Frade P.C., con Academia de baile Gloria, 5.061.999 euros (842.245.766 pesetas); Grupo Ganga Producciones, 4.971.362 euros (827.165.038 pesetas); Cartel, con Aladina, 4.795.045 euros (797.828.357 pesetas); Europroducciones, con Todo en familia, Gran Prix, La verdad de Laura y otros programas, 4.733.919 euros (787.657.847 pesetas); Ficción TV, con El botones Sacarino, 3.638.912 euros (605.464.012 pesetas); Lotus Film International y Antea Film, con Miguel Hernández, 2.586,107 euros (430.291.999 pesetas); Zeppelin Televisión, con Agente 700, 2.265.816 euros (332.081.165 pesetas); Mi teniente Calleja Gallardo, con Mi teniente, 2.134.300 euros (355.117.640 pesetas); Breamo, con Saber vivir, 2.025.748 euros (337.056.107 pesetas); Estarciera, con Entre morancos y omaítas y otros programas de Los Morancos, 1.995.848 euros (271.788.370 pesetas); Prime Time Comunication, con Pequeños genios, Los más queridos y Geniales,1.633.481 euros(271.788.370pesetas); Coral Europa: Origen, con Paraíso, 1.598.692 euros (265.999.967 pesetas).

A la vista de estos datos, está claro que el negocio es de las productoras. Y lo que a cualquiera que visite TVE le extraña es que tanta gente como trabaja allí no sea capaz de producir material suficiente para dotar de contenidos a la cadena pública. Tampoco es de recibo la constante queja de los sindicatos, que reivindican mejores condiciones para los trabajadores del Ente, cuando éstos se dedican a mirar el reloj cada vez que tienen que trabajar. El ambiente funcionarial ha impregnado a la gran mayoría de la plantilla de RTVE, que se ha acostumbrado a cobrar sin trabajar. Sostener a 9.000 personas en esas condiciones resulta cuando menos un escándalo al que hay que meter mano cuanto antes, máxime cuando las cantidades que se derrochan en producciones ajenas alcanzan las cifras que acabamos de ver.

La conquista de las productoras privadas, siempre con el apoyo de la FAPAE, que pone el grito en el cielo cada vez que se habla de recortes en la producción, continuó a lo largo de 2002.

La cadena pública sólo produjo íntegramente los informativos, los reportajes de actualidad y un puñado de series documentales o divulgativas. El resto, desde Por la mañana hasta Operación Triunfo, pasando por El rival más débil, Saber y ganar, Cerca de ti, Ésta es mi historia  o Tiempo al tiempo, están realizados por productoras externas.

En concreto, en 2002, la televisión pública contrató programas con medio centenar de compañías independientes, según los datos facilitados por el propoio Ente Público. Entre ellos, hay programas realizados íntegramente con medios externos a TVE, como es el caso de las series de ficción Ana y los 7, La vida de Rita, Cuéntame cómo pasó y  Ala… Dina. Otras fórmulas contemplan el mero asesoramiento en los guiones, como en el caso de Géminis. En otros casos, TVE cede los medios técnicos y la realización, como en el caso de Cruz y Raya.com. Pero TVE suele reservarse alguna carta para no entregar todo el poder a las empresas externas. En Operación Triunfo, por ejemplo, tuvo la última palabra para que Carlos Lozano presentara el concurso.

Además de las series de ficción, que tradicionalmente han contado con el respaldo de empresas independientes, programas de actualidad, concursos, espectáculos musicales y galas corren a cargo de productoras externas a TVE.

Las últimas productoras que han tenido una relación habitual con el Ente han sido Europroducciones y Cartel). El Mundo TV, que también tiene una participación en Tesamun, se incorporó más recientemente a ese club, siempre bajo el mandato del PP. Producciones 52, que mantiene estrechos lazos de colaboración con la valenciana Canal 9, para la que produce el polémico Tómbola, entre otros, también se subió al carro de la televisión del PP en los últimos meses de gestión de José Antonio Sánchez.

En algunos casos, resulñta extraño ver cómo programas que nacieron en TVE,  posteriormente fueron trasvasados a productoras. Éste fue el caso del espacio de crónica social Corazón de… presentado por Anne Igartiburu y producido por Hillargizar, S.L., o de Cine de barrio, que pasó a producir Sil Producciones, con participación de Telepar, otra de las compañías de su presentador,, José Manuel Parada, tal y como vimos arriba.

Los programas Redes, de Eduardo Punset; Qué grande es el cine, de José Luis Garci; las recetas de cocina de Karlos Arguiñano, y el espacio médico A su salud, se realizaron fuera de TVE.

Como ya repasamos anteriormente, el ex portavoz del Gobierno con el PP, Miguel Ángel Rodríguez, recaló en TVE con Splendens Ibérica a través de dos concursos: El rival más débil, y A saco, que se difunde por La 2. También las galas promocionales de La Rioja o Murcia y el Festival de Benidorm cuentan con apoyo externo. Sobre estas compañías han recaído prácticamente todas las franjas de máxima audiencia: Operación Triunfo (Gestmusic), Tiempo al tiempo (Producciones 52), El show de Flo (Globo Media), Cuéntame cómo pasó (Ganga), Cruz y Raya.com (Smile Producciones), Ésta es mi historia (La Granota Groga) y Noche de fiesta (Miramón Mendi).

En este periodo se produjo un proceso de concentración de empresas productoras que se reflejó en la concentración de los encargos de TVE. Corría el año 2001 y dos de las principales productoras audiovisuales de ficción, Globomedia y Cartel, trataban de llevar a cabo su proyecto de fusión, mientras las dos compañías sellaban alianzas con la productora Boca a Boca y el empresario Enrique Cerezo, para la gestión de derechos de emisión de televisión. De este acuerdo nació el Grupo PI, que proyectaba confeccionar paquetes con películas y series para su difusión en canales generalistas, temáticos y locales.

La idea de estas productoras era establecer la llamada estrategia globalizadora., consistente en contratar todo lo que se pueda con cadenas generalistas como TVE, así como con cadenas latinoamericanas, entre las que habían iniciado su expansión. Integrado por 16 empresas, el grupo cerró el año 2000 con 5.300 millones de pesetas en ventas, un 18 por ciento más que el año anterior, y 450 millones de beneficio.

Con seis teleseries, Cartel era entonces la productora audiovisual que más obras de ficción había realizado el año anterior, seguida de Globomedia, del Grupo Árbol, y Zeppellin, de Endemol, que realizaron cinco cada una. Cartel está presente también en la productora del cineasta Fernando Colomo y posee acciones en Teleproducciones, Harpo Producciones, Ficción TV, New Atlantis, Abanico Producciones, Intercartel, Érase Producciones y Animagic.

A través de Telson, también participa en Pantalla Digital (socio del canal de televisión digital terrestre Net TV). Cartel posee además el 8,5 por ciento de Avanzit. La producción televisiva (500 capítulos de series desde su fundación, en 1987) representa el 80 por ciento de la facturación. Su área de negocio se extiende, no obstante, al sector del cine, los documentales, la publicidad, la animación, la música, el teatro e Internet.

Cartel tiene puestos sus ojos en el mercado latinoamericano, donde prevé formalizar alianzas con empresas locales de la mano de Globomedia, la productora liderada por Emilio Aragón. ‘Nuestro objetivo es ser la primera productora de contenidos de habla hispana’, recalcó Campoy.

Por otra parte, en los últimos años se ha producido un fenómeno que ha convertido a TVE en la cantera de cadenas privadas como Antena 3 TV. Pero hablamos aquí de cantera no en el buen sentido de la palabra, como lugar de formación que luego sirve para dotar de profesionales el mercado, sino como espacio de poder ejercido por algunos profesionales en TVE que luego extienden sus tentáculos hasta cadenas como Antena 3, realizando operaciones de transfuguismo tanto de profesionales como de contenidos, como si fueran sucursales del poder. Esto ha ocurrido claramente bajo el mandato del PP, cuya política audiovisual en torno a Telefónica, configuró medios que funcionaba como extensión de TVE a la hora de contratar, como Antena 3.

Altos cargos de TVE como el director de TVE Alvaro de la Riva se incorporó a Admira Media. José Ángel Rodero, director de contenidos de TVE, pasó a Antena 3, cuando todavía era propiedad de Admira Media, para ocupar el mismo cargo que en la cadena pública. Este último se llevó a la cadena privada series como Fuego, que se ofreció a TVE en los tiempos en los que tanto Rodero como De la Riva eran directivos del Ente.

Eran los tiempos en que la diáspora del PP lo gobernaba todo para irritación de los productores más cercanos al Psoe. Uno de estos, Mikel Lejarza, criticó en un debate de expertos en el Congreso de los Diputados el criterio de TVE y las autonómicas a la hora de comprar programación. Lejarza, que intervino a título personal, pidió que se obligase a la televisión pública a invertir en series de producción nacional, rebajando la actual apuesta por el fútbol y Hollywood. “Quienes más fútbol emiten –afirmó en aquella reunión– y, por tanto, quienes más costean esas retransmisiones son las televisiones públicas. También son ellas quienes más cine estadounidense emiten en abierto y, curiosamente, las que menos ficción nacional producen”.

En efecto, mientras TVE emitió 180 horas de fútbol la temporada y 357 emisiones de cine no europeo, sólo produjo cinco series nacionales», reprochó. «Los datos aplicados a las TV de la Forta son aún más graves», dijo.

Mikel Lejarza, criticó recientemente en un debate de expertos en el Congreso de los Diputados el criterio de TVE y las autonómicas a la hora de comprar programación. Lejarza, que intervino a título personal, pidió que se obligue a invertir en series de producción nacional, rebajando la actual apuesta por fútbol y Hollywood. «Quienes más fútbol emiten y, por tanto, quienes más costean esas retransmisiones son las TV públicas. También son ellas quienes más cine estadounidense emiten en abierto y, curiosamente, las que menos ficción nacional producen». “Mientras que TVE emitía 180 horas de fútbol y 357 emisiones de cine no europeo, sólo produjo cinco series nacionales”. Lejarza recordó que los datos aplicados a las televisiones autonómicas integradas en la Forta aún eran más graves. Lejarza, que en 2004 ejercía ya como profesor  en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, se quejaba, pero es que él mismo esperaba un cambio político como el que finalmente se produjo para meter la cuchara en la sopa de la televisión pública que iba a gestionar Carmen Caffarel, su directora de departamento en la Universidad, que no tardó en incorporar como principales producciones de TVE algunas de las ofrecidas precisamente por Globomedia y el Grupo Arbol, cuyos responsables estaban vinculados personalmente a su trayectoria en la Universidad, tal y como veremos después.


[1] Alonso era subinspector de Hacienda y había sido presidente de Astilleros Españoles, director general de la Sepi y director económico financiero de la agencia industrial del Estado. Juan Antonio Romero, licenciado en económicas y empresariales, trabajó con Alonso en Astilleros Españoles, donde fue director general corporativo. Antes de su llegada a RTVE fue subdirector general de gestión financiera en la Agencia Industrial del Estado y director de sociedades participadas de la SEPI. Ambos colaboraron en la elaboración del Plan Marco de RTVE.

[2] El país. 1 de octubre de 2003.

[3] En sus ratos libres presta un servicio voluntario para Naciones Unidas traduciendo textos muy específicos de idiomas tan distantes como del finlandés al griego. Una de las lenguas más exóticas que habla es el mandarín, que aprendió trabajando durante muchos meses en una sala de fiestas de Macao.

[4] Magazine de El Mundo del 14 de abril de 2002.

[5] Esta afirmación tampoco salva a Carmen Sevilla, que también ha hecho sus particulares agostos con las televisiones, tanto públicas como privadas, explotando esa imagen de anciana despistada que tiene muy poco que ver con la realidad, sobre al hablar de dinero.

[6] El chico más listo del barrio, en Crónica, de El Mundo. Domingo, 2 de noviembre de 2003. Año XV. Número: 5.079.

[7] En el presupuesto de estos programas se incluía además la partida Coordinación artística y contratación por importe de 12.020 euros por programa, más beneficio industrial, que, según la Intervención de Hacienda, “parece estar retribuyendo esta intermediación”. TVE abonaba incluso a la productora de Parada un 5 por ciento sobre el importe de contrataciones artísticas, lo que elevó el coste para TVE por delegar la contratación artística para los 16 programas de Amigos en la noche y En familia, producidos en 2001, a 270.280 euros.

[8] Todas las sociedades mencionadas, excepto Telepar Producciones, tienen su sede en la calle Desengaño de Madrid.

BIBLIOGRAFÍA

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