Vuelvo a Sevilla, una de las pocas ciudades a las que siempre merece la pena volver, y nada más dejar el equipaje en el hotel Colón, cobijo de toreros, me dirijo al cercano Museo de Bellas Artes. Contemplando los tres cuadros de Zurbarán para la sacristía de la Cartuja de Santa María de las Cuevas […]